Exposición sobre el asiento infantil: “Subido a una silla, antes de grande”

Con motivo de la convocatoria Roteiros de creación artistica 2010 en Satiago de Compostela se diseñó esta exposición sobre el asiento infantil en el local » O 13″ sirviendo de base para una reflexión amplia sobre los condicionantes del mueble asiento cuando está vinculado al mundo infantil.

Asiento infantil 1

Nos interesa destacar el mundo particular de la silla para niños, muy especialmente porque es uno de los primeros contactos del ciudadano en su infancia con una máquina que sirve a los usos domésticos más básicos, como paso previo al uso de la arquitectura y la ciudad. Las sillas son las más simples máquinas complejas que ponen en relación la acción humana con el entorno arquitectónico próximo. Sentarse a la mesa a comer o quizás a trabajar (como juego), separándose e irguiéndose ya del suelo de los primeros meses antes de alcanzar lugares más altos y naturales a las acciones propias de las personas de edad madura.

Tal como Medawar establece, en la relación de un cuerpo con su entorno inmediato, las sillas serían herramientas, apéndices u órganos externos del propio ser que evolucionan con nosotros y, desde muy al principio, en las primeras interrelaciones del niño con su entorno más allá del seno de su madre. Cuando se comienza a prescindir del gateo y el niño se yergue, aprovecha comúnmente la mesa supletoria y la silla adulta como apoyo, confundiendo de manera intuitiva, espontánea y natural, el uso y función de la escala a que está destinada el objeto que él observa. Cuántas veces habremos escuchado la sentencia “bájate de ahí que eso no es una silla o saca las cosas de ahí que eso no es una mesa” en alusión a una natural confusión sobre el uso de máquinas hechas para ciudadanos de otra escala.

En sentido contrario adaptar funciones y procesos adultos al tamaño de los niños exige una actitud flexible y abierta que cambie patrones y estereotipos de uso y diseño no sólo guiados por la ecuación del cambio de escala. En ese sentido el pensamiento creativo del diseño de objetos máquinas con la finalidad  de adaptarse al niño se mueve dentro de varias escenas o parámetros  básicos que ordenamos según los siguientes tópicos COPY-PASTE-SCALE, STRECHT, NEW:

COPY-PASTE-SCALE.

Es obvio pero imprescindible referir que la primera noción del diseño de la silla infantil nace del trabajo sobre la escala, es decir, en la reducción del tamaño de algunos diseños de los  adultos para adecuarse a la ergonomía del niño, produciendo objetos que son parientes idénticos de los originales en una versión reducida de los que son pensados para la talla del hombre o mujer adulto, casi en la forma en que una maqueta lo hace de un original.

En este sentido, y aún en la versión infantil de algunos modelos tradicionales y clásicos, es de aplicación y reconocimiento el Principio de Similitud  con las complicaciones que ya describía Galileo sobre la adaptación y diálogo entre cambio de escala y alteración de la función. Una silla más pequeña, nacida como  copia de una original de adulto, no puede ser  simplemente una aplicación escalar reductora pues se manifiestan  alteraciones estructurales y formales, a veces poco perceptibles, que son necesarias para seguir dentro de parámetros funcionales correctos.

STRECHT.

Al principal argumento de la construcción de la máquina infantil de la silla, antes descrito en relación a la escala, se sobrepone en muchas ocasiones una pauta adjetivizadora. Es una acción secundaria que reestructurando y subvirtiendo en ocasiones la  modificación de escala hecha a la talla de los pequeños, intenta hacer manejable el pequeño invento de nuevo a la mano y visión de uso del tutor, del padre o la madre. Es decir, para poder hacer gestionable por el adulto la disminución de tamaño anteriormente conseguido y poder organizar algunas acciones de desencuentro con otros muebles a la escala de los mayores, como la relación con la comida o el juego en el plano elevado de la mesa familiar, necesita deformarse. Es el caso de las tronas y sillas de acompañamiento, cuya necesidad de alzarse y alargar las patas se hace obvia por la incongruencia entre la escala infantil del asiento del niño y la escala de la mesa del adulto. También las sillas tipo balancín, apoyadas o colgadas con el objetivo de inducir el sueño y las conocidas como taca-tá que se valen de recursos ortopédicos menores para flexibilizar el asiento y frecuentar otras maneras de usar.

NEW

Menos común por su dificultad, riesgo y por la continuidad de los parámetros clásicos de pensamiento  en el trato y relación del mundo adulto con los niños, son los diseños ex–novo. Son, por lo común, sillas que no resultan de la adaptación de un modelo estándar hacia una escala menor, sino que son nuevos modelos que gestionan su idiosincrasia  en relación a una nueva mirada sobre  la flexibilidad de usos o escalas y alturas. Es el caso de la Silla noruega Tripp-Trapp que estructura su lógica y obtiene también desde lo formal un resultado absolutamente diferente por su necesidad de acompañar  el crecimiento del niño desde los primeros meses hasta la pubertad.

LA PERVERSA CONFUSIÓN MELANCÓLICA.

Ha sido y es todavía frecuente, en el diseño de sillas para niños,  la mala práctica de introducir fuera de los patrones antes relatados de escala, función y ergonomía, tal como denuncia Enzo Mari, la decoración y formalización superfluas del mueble infantil hacia el imaginario Disney, simplemente porque de esta manera pudieran parecer más cercanas al mundo infantil. Esta imaginería sólo es un superfluo edulcorante que parte de la industria añade al mueble infantil  pero que ningún valor ni seña de identidad aporta al rico y diverso mundo del menor. Simplemente es un recurso infantilizador innecesario y una proyección que más allá de su ligereza moral refuerza y marca el dominio del adulto y del mundo neoliberal sobre el niño, un recurso gratuito que nunca hasta bien reciente fue  expresado o existió en el mundo tradicional ni vernáculo de los muebles adaptados a los niños.

En este sentido la única salvedad admisible y adjetivizadora que añade carácter diferenciador al asiento del niño fuera de los parámetros de escala y forma necesarios por sus especiales condiciones de ergonomía, puede llegar ocasionalmente  del uso del color como acento. Este presupuesto o deriva  también moderno, que no es gratuito ni falso en relación a la forma, aparece a comienzos del SXX ligado a los parámetros de atención a la infancia por parte de nuevos y amplios estudios, entre los cuales uno de los más directamente relacionados con el mundo del diseño y la arquitectura es el sistema educativo Montessori, reconociendo el valor de la didáctica del color en el enriquecimiento, aprendizaje y diálogo con el exterior de la psique infantil.

PARA FINALIZAR.

El asiento, la silla infantil, es el punto de apoyo y de equilibrio del centro de gravedad inestable de la pequeña escala del niño en relación a la velocidad y tamaño del mundo de los adultos y es también la primera normativa política que seguimos para poner orden en las funciones y tareas a realizar ya separados del suelo y en relación con otros muebles y obligaciones.

Pensamos que  así, la silla infantil es y será siempre no sólo el comienzo de la relación del niño y su cuerpo con los objetos arquitectónicos, sino su descubrimiento como ciudadano en el entorno más próximo del cuarto y la casa, con el orden de la arquitectura dentro de la arquitectura, antes de salir  a la calle y relacionarse con la ciudad en sentido que nos enseñaba Aldo van Eyck en sus parques de juego.

 

 

 

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