El grupo de viviendas de San Ignacio de Loyola, que se emplaza en una zona constreñida entre la salida de la antigua carretera de Noia y la actual Av de Barcelona. En el mes de agosto de 1962, según recoge la prensa del momento, las autoridades locales, con el alcalde Porto Anido como regidor, colocaron la primera piedra de los dos bloques de 60 viviendas. Aunque la cesión del suelo y la referida formalidad de la colocación de la primera piedra se realiza en el 62, el proyecto se ejecuta a partir de esa fecha mediante un primer bloque de dos módulos y posteriormente a comienzos de los 70,s en otro segundo bloque de de tres módulos. El total de viviendas actual de la unidad vecinal es de 30 viviendas.
Los arquitectos del proyecto fueron Dª Elena Arregui Cruz-López y D. Arturo Zas Aznar, como figura en la documentación original de la primera fase del proyecto (bloque 1 de dos módulos 1963) figurando ya en la segunda fase (bloque 2 de tres módulos 1972) sólo el nombre y firma en el cajetín del proyecto D. Arturo Zas.
Al margen de las duras vicisitudes que todo proyecto edilicio doméstico de carácter social y de bajas rentas suele sufrir, algunas de estas construcciones -como el caso que ocupa este estudio de detalle- presentan hoy en día ciertos valores que aportar, tanto por lo innovador de su tipología en los tiempos que fue concebida, como por la expresividad de sus elementos exteriores de comunicación vertical a la historia reciente de la arquitectura en ese campo específico de la habitación social. El ejemplo de las viviendas de san Ignacio de Loyola parece resistir, después de 55 años, el embate del tiempo presentando una arquitectura todavía con puntos de interés para la actualidad que habitamos. Todo ello a pesar de los bajos estándares constructivos de la época y de la economía de medios que eran dedicados usualmente a las viviendas que estaban destinadas al grupo social de los trabajadores.
Los hándicaps técnicos-constructivos originales de este tipo de habitación, igual que los de accesibilidad, algunos derivados de la radicalidad y modernidad de su innovadora tipología, hoy en gran parte son reversibles y mejorables y, con propuestas que interpreten y respeten potenciando, esa radicalidad original, son todavía capaces de regenerarse y actualizarse al mismo tiempo que se recupera el legado de parte de la modernidad patrimonializable de la arquitectura habitacional colectiva de la España de los años 60.
El corredor comunitario abierto y la escalera exenta de acceso vertical son elementos singulares identificatorios que ordenan y dan ritmo a la fragilidad y pobreza formal del volumen estrictamente habitable. Propuestas tan específicas como la del barrio de San Ignacio en Santiago de Compostela se convirtieron en ejercicios de investigación para la mejora de la tipología colectiva y del bien común que sólo el bajo coste y la promoción pública o cooperativa podían llegar a permitir como ensayo. Ensayo que por otra parte se estaba dando a gran escala en incipientes economías socialdemócratas avanzadas como la holandesa o la anglosajona.
El barrio y la edificatoria del Barrio de San Ignacio de Loyola, bien podría ser un gajo de intervenciones como las de Jaap Bakema y Jo van den Broek en el planeamiento suburbano de la Holanda de los 60,s pues es contemporáneo de ellos. Igualmente la idea de proponer un corredor común abierto como espacio de acceso, encuentro y relación, algo tan deshabitual en la Galicia y España de aquel tiempo, acerca este barrio, a las propuestas e ideario teórico de Alison y Peter Smithson en Golden Lane en 1952 y más tarde ejecutado en Robin Hood Gardens 1966-72.
Esta comparación, a pesar de la distancia en términos de escala y limitaciones naturales de una provincia de una geografía política y económica marcada por la autarquía y la dictadura , es más cercana entre San Ignacio de Loyola y los ejemplos extranjeros citados que la que separa a San Ignacio de los ejemplos que se estaban dando en esa época en el resto de España. Sólo es necesario repasar las acciones sociales de parecidas condiciones socio-económicas en Madrid (que se abordan ampliamente en la publicación “Un siglo de vivienda social (1903/2003)”) para observar la altura de la propuesta de Arregui y Zas en Santiago frente a las de una futura gran capital como Madrid. Mientras que muchas de las primeras acciones ejecutadas en la capital – a pesar de su alta cualidad y de la mano de los maestros que las proponían- eran deudoras de los ejemplos de los pueblos de colonización ejecutados casi al mismo tiempo, tanto en escala como en tipología junto a otras posteriores sin más preocupación que la densidad y la relación a la tierra baldía que las albergaba, el ejemplo del Barrio del Pobre, San Ignacio de Loyola, está más cerca de los modelos europeos ya citados, no sólo por los estándares minimos-muy bien resueltos- sino por su relación colectiva (corredores, escaleras y espacios intermedios) y la expresión de la misma como imagen moderna de un nuevo barrio fuera del tejido urbano. Histórico de la ciudad patrimonio de Santiago de Compostela.
Biografía de los arquitectos
Elena Arregui Cruz López ( 1936-2018) Casada con el arquitecto santiagués Arturo Zas Aznar, arquitecta de una intensa dedicación profesional, tanto en colaboración con su marido como individualmente, reflejada en obras como las viviendas económicas del Banco del pobre (1962-63) objeto del presente estudio de detalle , es también autora del colegio de los Paules de Marín (1970), de la reforma del antiguo Seminario Mayor de Santiago de Compostela o del Plan Especial para la ampliación sur del Campus de Santiago (1980-86). También es autora de viviendas vacacionales en Portosín.
Nombre del proyecto: Estudio de detalle para la adecuación y mejora de las viviendas del barrio de San Ignacio de Loyola.
Promotor: Concello de Santiago de Compostela. A Coruña
Localización: Sta Marta. Santiago de Compostela. A Coruña
Autores: Luis Gil Pita, arquitecto.
Arquitectos Colaboradores: Cristina Nieto, Alberto Alonso Oro.
Fotógrafía: Estudio Luis Gil-Cristina Nieto.
Año: 2019