Gil Pita – Nieto Peñamaria

Mesa tres pies para Rehabilitación en Vedra.

¿La mesa es arquitectura? No, pero tal vez sí en algunos sentidos cercanos a ella. No es estrictamente arquitectura, porque no se trata de ningún recinto cerrado y a cubierto, pero tal vez sí, si la pensamos como objeto construido sujeto a  las leyes de la estática y  de la práctica uso-función. A nosotros, sin embargo, siempre nos han admirado mucho más las mesas por cuestiones antropológicas y sociales, derivadas de ese uso que por las estrictamente constructivo-arquitectónicas. Creemos que esto es porque ese espacio sobre el que se desarrollan tantas funciones habituales y diarias del hombre, no es más que un pedazo de suelo elevado, una revolucionaria artificialidad desde el más simple invento-mueble, que nos permite ser nosotros frente a los otros. Un lugar, el suelo, repensado, saneado y traído a la cintura que se acompaña del asiento para producir cultura y sociedad. Cultura de la discusión, del encuentro del habla y de la relación social entre varios, del juego, de la comida y del trabajo. El suelo artificial donde se debaten y pactan armisticios verbales bajo ciertas medidas de dominio que evitan llegar a las manos… ¿qué sería de ciertas reuniones familiares o de trabajo si no existiese la distancia marcada por los bordes del perímetro de este invento?

La mesa vista así,  es una escena, un pequeño teatro, donde sólo aparecemos de cintura para arriba disimulando los defectos del hombre erguido, para representar realmente lo que somos, o tal vez lo que no somos de cuerpo entero, frente a los demás. Como la mesa es escena y casi siempre horizonte para varios, es también más torpe, menos ligera  y nómada que su hermana la silla. A la mesa no nos la podemos llevar de paseo en el coche, no resiste las mudanzas y los cambios tanto como los asientos, y muchas veces se queda, agarrada a su dominio espacial, cuando se suceden cambios de residencia o local.

Pero las mesas también nos gustan por lo que guardan en su interior, es decir debajo del sobre, tapado por el mantel, donde aparecen las patas del animal, ese mundo onírico de lo escondido que es donde juegan los niños al margen de las conversaciones de los mayores. Juegos de los niños a cobijo y también cobijo de los juegos escondidos  de los mayores, del roce cómplice y la sexualidad no demostrable de manos y pies. También espacio oculto para ventaja de las trampas y el paso de información no visible.

Hoy la mesa, ese plano sobre el que trabajamos o discutimos, ya no es sólo real, sino que como tantas cosas  ha derivado para transformarse y aliviarse digitalmente  en el espacio del escritorio del ordenador o en la pequeña pantalla del smartphone donde nos encontramos con  comensales e interlocutores  en un tablero con otros bordes o vértices mucho más alejados que los del mueble tradicional que era la mesa con patas nos proponía…. Aun así nos sigue maravillando capacidad de encuentro con nosotros mismos, en el trabajo, y con los demás en la acción de comer y estar-discutir que genera de esta no arquitectura que es la mesa.

La mesa diseñada para el proyecto de Rehabilitación de la Casa en Vedra del Dr Penela, debía ser una amplia escena que reinterpretase como el resto de la casa lo vernáculo desde las demandas de uso contemporáneas. Un sobre lo más amplio posible determinado por las dimensiones del largo de los tableros industriales 2,44cm y el ancho 90 marcado por la dimensión correcta y amplia para encontrarse enfrentadas ocho personas, cuatro a cuatro donde trabajar y comer con la familia e invitados. La altura del sobre fue alrededor de 68 a la manera escandinava para dominar correctamente la acción de lo que sucede en la mesa.

La estructura que soporta el horizonte de la mesa son dos pies  en los extremos, suficientes para rigidizar los bordes y un pie central con la misma figura pero invertido que es el elemento estructural más importante pues al mismo tiempo que coarta la flexión central hace de equilibrio del conjunto e impide el vuelco. La dimensión de los pies tanto a los extremos como al centro se derivó del adecuado aprovechamiento de los restos  sobrantes de los puntones de la estructura de los forjados. El azar hizo que esta dimensión fuese la adecuada también para soportar los esfuerzos de la mesa y al mismo tiempo unificase todas las líneas y espesores de techo y de esta pieza de mobiliario. La atenta ejecución del carpintero a los pedido y poco más.

Obra: Rehabilitación de vivienda tradicional-lagar en Merín
Arquitecto: Luis Gil Pita-Cristina Nieto Peñamaría
Colaboradores: Nuno Costa, Márcia Nascimento, Mónica Balado
Año: 2009-2011
Emplazamiento: Merín, Vedra, La Coruña, España
Fotografías: Luis Gil-Cristina Nieto, Elías Cueto

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