Oficinas administrativas para la Xunta de Galicia. Adecuación del edificio Proa

La rigidez de lo flexible.

La construcción de espacios abstractos para la ocupación de oficinas por parte de multinacionales del arrendamiento paradójicamente se muestra muy inflexible en gran parte de sus propuestas de ocupación. El hecho de que se ofrezcan comercialmente espacios sin alguna caracterización para una supuesta neutralidad no garantiza en algún caso la inserción sin problemas de los diferentes programas que los puedan llegar a habitar.

En el caso que nos ocupa se nos ofreció para organizar una secuencia abierta de unos 1000 m2 organizados en una planta baja de recepción y cuatro plantas altas para albergar una media de unos 200 funcionarios en varios regímenes de relación con el público y entre los mismos servicios administrativos.

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El edificio no garantizaba ni ofrecía servicios básicos telemáticos ni de confort térmico, cuestiones que eran inabordables en la propia secuencia original de suelos técnicos y falsos techos del todo inadecuados. Al mismo tiempo existía, como es habitual, una amplia y compleja relación de subordinaciones de trabajos y cargos entre los funcionarios que vuelven compleja su resolución.

Como citamos anteriormente siempre hemos pensado que la usencia de cualquier carácter de estas plantas vacías que se ofrecen como espacios altamente flexibles y libres para ocupar suelen presentar muchas más dificultades que cualquier edificio histórico que por su carácter y dimensiones suelen estar abiertos a todo tipo de nuevas interpretaciones a pesar de ciertos hándicaps iniciales.

Se reservó la planta baja como recepción de documentos y todo tipo de pedidos abiertos directamente a la ciudadanía, un control, un mostrador de atención y una zona de apoyo para escritura y remate de formularios in situ que al mismo tiempo sirve como banco respaldo ante las comunes largas esperas.

En las plantas altas despachos convencionales en el ala norte y amplias salas de trabajo común al sur. Estas últimas generaron controversia entre los funcionarios acostumbrados a estar reservados de los ojos de otros compañeros en pequeños resquicios de otros edificios. Los jefes de servicio en estas áreas comunes se localizaban en unas boxes-islas al medio del mar del resto de funcionarios, que los independizaba solo relativamente, así las tres plantas superiores.

La arquitectura mueble dentro de la arquitectura, un tema siempre tratado en nuestros trabajos. En el piso superior, el último, una planta representativa con una zona de espera organizada por una pared banco, un área de trabajo previo al despacho funcionario-a jefe y una sala de prensa.

Del resto del planteamiento, por la ausencia de medios y por incompatibilidad de los falsos techos, se propone el desmontaje de los originales, dejando las nuevas instalaciones de climatización, electricidad e iluminación a la vista domesticadas y neutralizadas por el negro de la pintura que mata la forma y en los suelos por el mismo motivo económico pinturas epoxidicas sobre las chapas del suelo técnico sin otro tratamiento.

Al final la transformación y alquiler de este amplio espacio de trabajo se volvió antieconómico para la propia administración autonómica y su uso sólo duró unos cuatro años. Como recientemente Manuel Gallego nos decía, la arquitectura se ha vuelto la más efímera de las artes, quien lo hubiera dicho…

Obra: Oficinas administrativas para la Xunta de Galicia. Secretaría Xeral de Asuntos Sociais.
Arquitectos: Luis Gil Pita-Cristina Nieto Peñamaría. Invitación como arquitecto colaborador a Juan Pinto.
Colaboradores: Monica Balado, aparejadora. Nuno Costa – Márcia Nascimento, Arquitectos
Año: 2008-2009. Desaparecidas en 2012
Promotores: Secretaría Xeral de Asuntos Sociais. Xunta de Galicia
Emplazamiento: Edificio Proa. Poligono de Elviña. A Coruña. Galicia. España
Fotografías: Luis Gil-Cristina Nieto Estudio

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